domingo, 20 de julio de 2014

Llegan las aplicaciones que ayudan a controlar la adicción al smartphone

A finales de 2013, Kevin Holesh y su prometida se mudaron a vivir juntos en Pittsburgh (Pensilvania), un paso importante en una relación de ocho años que en un inicio no salió tan bien como esperaba por culpa de la adicción de ambos al teléfono inteligente.
La dependencia del smartphone se ha convertido en algo habitual en la sociedad moderna en la cual en promedio un usuario revisa su dispositivo 150 veces al día, según TomiAhonen Almanac.
"Yo me pasaba el rato en Twitter y ella en Instagram, siempre mirando fotos. No es que nos distanciáramos, pero cada vez estábamos más distraídos. El iPhone tenía gran parte de culpa. Se estaba entrometiendo en nuestra vida en común”, dice Holesh.
Para este desarrollador de software de 45 años, el teléfono es una herramienta laboral, así que en vez de deshacerse de él optó por diseñar una aplicación que le ayudara a racionalizar su uso y así nació Moment, disponible gratuitamente para iPhone.
Moment registra el tiempo diario de uso del teléfono y permite establecer límites que sirven para que el usuario sea consciente de que está abusando del aparato. Holesh logró rebajar a la mitad el tiempo diario que pasa utilizando su móvil, que ahora ronda los 40 minutos, lo que mejoró su relación de pareja aunque admitió que ni su novia ni él han "erradicado la adicción”.
Un estudio de abril realizado por Flurry Analytics estableció que un adicto a móviles es aquella persona que abre aplicaciones más de 60 veces por día, esto es seis veces más que un consumidor medio.
Entre marzo de 2013 y marzo de 2014 la cifra mundial de adictos se ha multiplicado un 123% hasta situarse en 176 millones de personas, y todo apunta a que el número continuará aumentando mientras los smartphones sigan proliferando.
En EEUU seis de cada 10 adultos tienen un teléfono inteligente, según un informe de enero de Pew Research Center, mientras que a nivel mundial el porcentaje apenas supera el 20%.
Una encuesta realizada en ese país en 2012 por la tecnológica Lookout determinó que el 58% de los propietarios de un smartphone no deja que pase una hora sin echar un vistazo a su teléfono y un 73% admitió sentir pánico ante la idea de no saber dónde está su dispositivo.
NomofobIa
Esa ansiedad se ha bautizado como nomofobia (fobia a no tener el móvil) e incluso psicólogos de la Universidad de Génova (Italia) pidieron formalmente que se incluyera como una patología en el manual de diagnósticos de trastornos mentales DSM-V.
Los proponentes argumentaron que este mal tiene características de epidemia; se han descrito casos en EEUU, Europa e India, y actualmente hay un número limitado de tratamientos que combinan psicoterapia y medicación.
Aplicaciones como la diseñada por Kevin Holesh podrían tener un papel preventivo al establecer unos límites a la sobredosis de móvil. Moment sólo existe para Apple, pero los usuarios de Google Android tienen alternativas como Breakfree, que puntúa el grado de adicción; Offtime, que ayuda a programar tiempos de desconexión; o Menthal, que sirve para medir el uso que se le da al teléfono. (EFE)

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