Usar protector y carcasa. Es lo más recomendable para el usuario por la protección extra que aportan estos accesorios, marcará la diferencia entre conservarla intacta o destrozarla a medida que pase el tiempo.
De ser táctil, usar solo los dedos. Es lo mejor, o en su defecto, dependiendo del tipo o modelo de teléfono, con el puntero que corresponda.
No exponerla al sol. Hay que tener mucho cuidado, ya que la exposición directa a estos rayos generará un desgaste muy severo en ella y también en el dispositivo.
Que no esté en contacto con otros dipositivos. Es lo aconsejable, ya que éstos podrían dañarla (así como a otros componentes), además de facilitar que sufra una descarga electroestática.
Saber conservarla. Como todo equipo o dipositivo, ya que los teléfonos y sus correspondientes pantallas están diseñados, en la mayoría de casos para soportar un uso constante, pero no para soportar los intentos de que el terminal vuele o se lave por ejemplo.
El cristal templado se ha convertido en una excelente opción para todos los usuarios pues el nivel de protección que ofrece es elevado, incluso en los momentos de extrema delicadeza como un golpe directo contra el suelo, situación que muy a menudo suele suceder a la mayoría.
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