Martínez y Aguado continúan mencionando que, a diferencia de Internet, la telefonía móvil surge como una tecnología de voz operada desde un modelo de negocio de provisión de servicios integrado por operadoras, fabricantes, productores de contenido y mediadores. Dicho modelo implica una centralización jerárquica de la gestión y la inversión en infraestructuras que, a su vez, somete la innovación a la rentabilidad, aunque garantizando unos estándares de calidad y seguridad. La digitalización de la telefonía móvil supondría un despegue cualitativo respecto de esos estándares de calidad. Liberada de los límites de la tecnología analógica, las compañías operadoras centrarán su estrategia en cuatro ejes que, a la postre, supondrán la clave de su implantación masiva en el mercado: (1) Reducción de los costos para el usuario final, en tarifas y terminales. (2) Mejora de la calidad de los terminales, inicialmente reducción de tamaño e incremento de autonomía, posteriormente diversificación instrumental (c) Ampliación de cobertura y seguridad. (d) Diversificación de servicios. Si bien la digitalización resulta decisiva en las perspectivas de negocio de la telefonía móvil, literalmente, la sacan de un callejón sin salida, será la diversificación instrumental, respecto de los terminales, y de servicios, respecto del acceso, la que, de manera un tanto inopinada, extraiga a la telefonía móvil del ámbito estricto de la tecnología de voz para convertirla en una tecnología de acceso a datos, iniciando así su proceso de mediatización. En este sentido, según Fortunati, en el artículo escrito el año 2000 titulado “El teléfono móvil: Nuevas categorías y relaciones sociales”, la implantación de los mensajes cortos constituye un hito sociológico y comercial que sólo recientemente empieza a ser estudiado.
lunes, 7 de octubre de 2013
Telefonía Móvil
Martínez y Aguado continúan mencionando que, a diferencia de Internet, la telefonía móvil surge como una tecnología de voz operada desde un modelo de negocio de provisión de servicios integrado por operadoras, fabricantes, productores de contenido y mediadores. Dicho modelo implica una centralización jerárquica de la gestión y la inversión en infraestructuras que, a su vez, somete la innovación a la rentabilidad, aunque garantizando unos estándares de calidad y seguridad. La digitalización de la telefonía móvil supondría un despegue cualitativo respecto de esos estándares de calidad. Liberada de los límites de la tecnología analógica, las compañías operadoras centrarán su estrategia en cuatro ejes que, a la postre, supondrán la clave de su implantación masiva en el mercado: (1) Reducción de los costos para el usuario final, en tarifas y terminales. (2) Mejora de la calidad de los terminales, inicialmente reducción de tamaño e incremento de autonomía, posteriormente diversificación instrumental (c) Ampliación de cobertura y seguridad. (d) Diversificación de servicios. Si bien la digitalización resulta decisiva en las perspectivas de negocio de la telefonía móvil, literalmente, la sacan de un callejón sin salida, será la diversificación instrumental, respecto de los terminales, y de servicios, respecto del acceso, la que, de manera un tanto inopinada, extraiga a la telefonía móvil del ámbito estricto de la tecnología de voz para convertirla en una tecnología de acceso a datos, iniciando así su proceso de mediatización. En este sentido, según Fortunati, en el artículo escrito el año 2000 titulado “El teléfono móvil: Nuevas categorías y relaciones sociales”, la implantación de los mensajes cortos constituye un hito sociológico y comercial que sólo recientemente empieza a ser estudiado.
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