Usar WiFi y Bluetooth cuando sea imprescindible. Si se acostumbra a dejar encendidas estas funciones de forma habitual, las probabilidades de sufrir un ataque con malware, espionaje y el robo de información como fotos, mensajes, claves personales e incluso información financiera, se incrementa exponencialmente. Motivo de más para no conectarse a redes de dudosa procedencia y activar estas funciones de forma puntual, en redes domésticas y solo cuando sea necesario.
Crear una contraseña inteligente. Se pueden utilizar apps como el gestor de contraseñas LastPass o Password Safe que además permite encriptar todas las contraseñas en el dispositivo. En cualquier caso, conviene cambiar cada contraseña cada cierto tiempo (generalmente una vez al año) como medida de seguridad.
Usar la doble autenticación. Su funcionamiento resulta muy eficaz frente al bloqueo de posibles puertas de entrada a información confidencial almacenada en estos servicios. Consiste en la obtención de un segundo código temporal de acceso de seis dígitos que llega al dispositivo en forma de mensaje de texto, cada vez que inicias sesión en un dispositivo nuevo.
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