El equipo utilizaría las técnicas de reconocimiento de comportamiento para determinar si alguien es, o no, el dueño del dispositivo. El teléfono analizaría varios factores como la ubicación y el movimiento para encontrar un comportamiento inusual. Otros elementos como el vocabulario, la gramática, o las frases y expresiones utilizadas habitualmente, podrían usarse para identificar al usuario. Incluso, podría tenerse en cuenta la preferencia de mantener el dispositivo en horizontal o vertical.
Todo ello se compararía con una base de datos histórica. Además, se contrastaría con el acelerómetro para ayudar a medir la rapidez o lentitud con la que una persona anda y, así, determinar si la persona que está usando el smartphone es el consumidor original. Como hemos adelantado, si el iPhone cree que se encuentra en manos desconocidas, se bloquearía automáticamente hasta que alguien introduzca su contraseña de iTunes o realice el desbloqueo mediante Touch ID.
Asimismo, otro dispositivo podría recibir una notificación de que el equipo ha sido robado.
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