lunes, 25 de mayo de 2015

Si nos van a acechar las aplicaciones, al menos deberían ser ingeniosas

"Lucy es una comunicadora dotada, ocasionalmente toma decisiones por puro instinto, contra la lógica, y prefiere las grandes ideas a los detalles”. Como descripción de mí misma, esto no está nada mal. He pasado mi vida laboral comunicándome, así que mejor que ya sepa hacerlo bien.
Acabo de tomar una decisión en mi vida privada que sé que no sólo es ilógica, sino catastrófica en términos financieros, pero sigo obstinadamente a mis instintos. En cuanto a los detalles, a menos que vayan bien con mi razonamiento, no les tengo ningún cariño.
Pero, lo que es inquietante de este análisis de la personalidad es que no viene de nadie que me conozca; en realidad no viene de persona alguna. Fue armado en tres segundos por un algoritmo desarrollado por unos científicos de computadoras que calcularon cómo rastrear internet para hallar todo tipo de información pública sobre alguien y convertirla en un retrato enlatado de la personalidad.
Retratos enlatados
Después de dejar que crystalknows.com me analice, escribí los nombres de mis colegas y descubrí que también habían sido resumidos misteriosamente bien. Un compañero columnista, quien sé que es impaciente, atrevido y creativo, fue juzgado exactamente de esa manera por Crystal.
Algunos de sus veredictos no dieron en el blanco. No obstante, en cada caso la aplicación comunica la confianza que tiene en estar en lo cierto; los casos en que la precisión era pobre eran mayormente los que no tenían muchos datos en qué basarse.
Esto es muy divertido, pero el mayor argumento de venta de Crystal no es proporcionar un divertidísimo entretenimiento. Es ayudarle a uno a mejorar la comunicación. Uno simplemente enlaza la aplicación a Gmail y cada vez que uno empieza a escribir un mensaje la aplicación dice qué tipo de enfoque va mejor con el destinatario.

Le acabo de enviar un correo electrónico a Drew D’Agostino, fundador de Crystal Projects. "Sea breve”, me advirtió un botoncito verde al pie de la pantalla, diciéndome que a Drew no le gusta lo verboso. Si hubiera estado escribiéndole a otra persona me podría haber aconsejado: sea informal, o, sea formal.
Según D’Agostino, Crystal es la mayor mejora al correo electrónico desde el corrector ortográfico. Pero hasta ahora, los irascibles blogueros no están impresionados.
Crystal ha sido llamada "la aplicación que acecha”, "tenebrosa” y "siniestra”. Algunos han protestado porque no se sienten bien sabiendo que perfectos extraños están buscando a personas sin permiso y formando nociones instantáneas sobre ellas.
Sin embargo, nada de esto me parece especialmente siniestro, ya que todos los datos ya están en el dominio público. Y yo creo que preferiría que las decisiones sobre mí fueran basadas en algún tipo de sistema, en vez de corazonadas, prejuicios e ignorancia, como lo son ahora.
A diferencia de la mayoría de las aplicaciones, Crystal resuelve un problema genuino. No hay reglas universales para el correo electrónico. Cada vez que escribimos un correo electrónico lo hacemos a ciegas con respecto a qué es lo que funcionará mejor.
Poca información
Se podría decir que un mundo posterior a Crystal, donde todos los mensajes que llegan a mi bandeja de entrada están escritos en el mismo estilo prescrito, sería un mundo aburrido. Pero no podría ser tan aburrido como el sistema actual, donde leo docenas de correos electrónicos todos los días que comienzan con la mismas banalidades, como: "Espero que este correo electrónico la encuentre bien”. Si la gente supiera cuánto lo detesto, desistirían. Esto les ahorraría tiempo y me salvaría de la irritación. Todos ganan.
Una queja más filosófica es que si todos los juicios de la personalidad los hicieran las máquinas, perderíamos nuestras propias -y más matizadas- formas de evaluar a las personas. Y porque somos sugestionables, no cuestionamos los resultados de las aplicaciones, aun cuando están basados en muy poca información. El prejuicio de la confirmación, etcétera.
Podría haber algo en todo esto, pero mi principal objeción a Crystal es más básica. No funciona lo suficientemente bien. Yo debería ser la persona más fácil del mundo que Crystal analice, pues llevo 21 años publicando una columna personal cada semana. Aunque la aplicación fijó mi personalidad más o menos correctamente, sus consejos sobre cómo dirigirse a mí son peor que inútiles.
"Use emoticones”, comienza. ¿Está bromeando? Que yo sepa nunca he usado un emoticón en mi vida, e instantáneamente le quito un par de puntos de coeficiente intelectual a cualquiera que los utilice. Aún más indignante es que dice que a mí no me molesta si las personas llegan tarde. De nuevo: no podría estar más equivocado. Soy obsesivamente puntual.
La emoticonofobia y el cronometraje obsesivo no son cosas que un algoritmo necesita deducir de mí. Son fobias sobre las cuales he escrito explícitamente y con frecuencia. Así que el problema no es que Crystal me esté acechando, sino que no acecha con suficiente entusiasmo.
En mi breve correo electrónico a Drew, le pregunté sobre la precisión. "Hola, Lucy. Gracias por contactarme”, me escribió de vuelta, cometiendo dos errores de correo electrónico antes de siquiera entrar en el asunto. Entonces me aseguró que la precisión estaba mejorando y que pronto los usuarios podrán corregir los errores y suplir las preferencias ellos mismos.
Mientras tanto, aquí está mi informe de personalidad de Crystal: Magnífica idea; necesita esforzarse más.

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Crystal ha sido llamada "la aplicación que acecha”, "tenebrosa” y "siniestra”. Algunos protestan porque no se sienten bien sabiendo que perfectos extraños están buscando a personas sin permiso y formando nociones instantáneas sobre ellas.

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