viernes, 1 de noviembre de 2013

¡Libérate de tu “smart phone”!

La vida moderna nos ha hecho dependientes a los teléfonos celulares, más ahora que sirven para mucho más que sólo hacer llamadas y enviar mensajes. Hoy en día es como tener una computadora dentro de tu celular, con el cual puedes navegar por Internet, revisar tu correo electrónico y descargar múltiples aplicaciones. Y es precisamente esa multifuncionalidad lo que nos hace adict@s a estos aparatos.

Incluso desde hace cuatro años que existen estudios sobre la nomofobia: el miedo a salir sin celular, o a quedarse sin señal o sin batería.

El término nomofobia viene del inglés 'no mobile phone phobia', algo así como fobia a no tener teléfono móvil. Los adictos al móvil suelen presentar algunas características de personalidad comunes, como una baja autoestima, problemas con la aceptación del propio cuerpo y déficit en habilidades sociales y en resolución de conflictos.

EFE explica que en la actualidad, muchos estudiantes universitarios dependen de sus teléfonos móviles para obtener información o encontrar el apoyo de sus familias, que en ocasiones están lejos de ellos. Los padres usan el teléfono móvil para supervisar las actividades de los niños a distancia y los adolescentes que viven en el hogar usan el teléfono móvil para obtener su libertad y tener un menor control de los padres. También son muchos los adolescentes, sobre todos los más jóvenes, que usan el teléfono móvil para evitar la supervisión de los padres.

Obsesionados con los mensajes

Miramos de media 150 veces al día nuestros móviles según un reciente estudio. Entre las cosas que hacemos principalmente cuando cogemos el teléfono destaca la mensajería, las llamadas de voz y mirar la hora.

Según el panel TomiAhonen Almanac, difundido por la división de marketing de Oracle eloqua, la actividad que más realizan las personas a la hora de revisar el móvil es para leer y responder a los mensajes con un número de 23 veces al día.

Seguido muy de cerca de las llamadas de voz y algo tan simple como mirar la hora, con 22 y 18 veces al día, respectivamente.

Entre estos dos movimientos y el resto hay mucha diferencia. Para escuchar música o disfrutar los juegos instalados en el terminal, los usuarios miran su teléfono alrededor de 13 veces al día. Sin embargo, acciones como leer los medios de comunicación, utilizar la cámara para hacer fotos y vídeos en momentos específicos y establecer la alarma se miran aproximadamente entre ocho y nueve veces al día.

Este mismo estudio asegura que los usuarios con «smartphone» son incapaces de estar sin él más de seis minutos, lo que presenta una clara dependencia a estos terminales. Y todo esto sin contabilizar los mensajes de WhatsApp o Line o los «tuits» o «Me Gusta», de nuestras redes sociales. Es tal la dependencia que tenemos de los actuales dispositivos móviles, que ver el móvil más de 150 veces al día influye perjudicialmente en las relaciones personales.

¿Y las consecuencias?

La tecnología en exceso puede generar en problemas de salud, como fuertes dolores de cabeza o aumento en los niveles de estrés. También ocurre que algunos se vuelven totalmente dependientes de sus “smartphones”, dejando de lado personas o situaciones importantes.

Hay varias consecuencias negativas para las personas que comienzan a ser adictas a su “smartphone”. Pon atención a las más severas:

• Sensación de vacío

La adicción puede ser tan grave que incluso existen casos donde los usuarios han necesitado terapia para superar sus problemas de dependencia.

Los síntomas son similares a los de los drogadictos y por eso en Estados Unidos existen centros de rehabilitación basados en terapias de relajación, para personas que se sienten vacíos sin su celular.

• Interrupción del sueño

Los teléfonos también afectan la calidad de sueño, lo que repercute en el estado de ánimo y el comportamiento. No dormir bien un par de días puede ser inofensivo, pero pasar semanas o meses sin tener un sueño tranquilo resulta nefasto para el estado de ánimo: la gente se pone irritable y ante la más mínima molestia, reaccionan desfavorablemente.

• Elevan el estrés

Pese a que los “smartphones” son dispositivos que te permite realizar varias cosas a la vez, ahorrando tiempo, también causan estrés y ansiedad, especialmente en quienes los usan como herramientas de trabajo.
• Daño al cerebro

La radiación que generan los teléfonos móviles cada vez es más nociva. Existen estudios que señalan a los celulares como causa principal de la aparición de tumores cerebrales; sin embargo, no está del todo comprobado.

7 REGLAS PARA EVITAR QUE TU CELULAR DOMINE TU VIDA

Por: Tom Chatfield, columnista de la BBC Future

1. Conversa ahora, manda textos después

O tuitee después. O mande un email. La lista continúa. La idea es simple: por cortesía de las pantallas mágicas que cargamos en nuestros bolsillos o carteras, podemos hacer casi cualquier cosa en línea, en cualquier momento, a cualquier hora. Nos saturamos de las delicias y de obligaciones digitales, pero se nos olvida saborear lo que está enfrente de nosotros, lo que lleva a...

2. Tómate un día libre de teléfono

¿Cómo podemos resistirnos a las continuas dosis de dopamina que nos dan esos "me gusta" en las redes sociales o el ver que alguien retuiteó algo nuestro?

Disfruta lo que te rodea... no pierdas la vida por hablar por teléfono.

Nuestras mentes tienen una capacidad limitada para la toma de decisiones de alta calidad y la guardan celosamente.

Una vez decidimos mantener nuestro móvil teléfono encendido y metido cómodamente en el bolsillo, caemos en lo automático.

Los hábitos son las acciones que se nos han metido debajo de la piel y llegan a ser parte de nosotros.

Por lo tanto, rompe la rutina y has que tus hábitos vuelvan a ser más visibles.

3. Evita ser un "buscatodo"

En otras palabras, renuncia a los mapas, buscadores y los sitios web de recomendaciones de tanto y tanto, y entrégate a la casualidad, a lo inesperado.

Si tienes que utilizar su teléfono para explorar tu entorno, utiliza una de las varias aplicaciones que animan a hacer descubrimientos fortuitos.

Imagínate el número de conversaciones y encuentros que nunca habrían sucedido si cada pregunta hubiera sido contestada por una persona mirando a una pantalla privada.

4. ¡Ni los codos ni los teléfonos sobre la mesa!

Hablemos del "phubbing": desairar a otras personas haciendo caso omiso de ellas, por prestarle toda la atención a tu teléfono móvil.

La palabra ha capturado la atención del mundo gracias al deseo creciente de contrarrestar las consecuencias sociales de la indiscriminada inmersión tecnológica. En ninguna parte la descortesía del “phubbing” es más marcada que en la mesa, donde probablemente nació la idea de los buenos modales. Si hay una diferencia entre el comer y simplemente ingerir calorías es el placer y gratitud de compartirlo con otros.

Estudios recientes indican que el sólo dejar el teléfono a la vista durante una cena genera fuertes sentimientos negativos en quienes le rodean. Así que es quizás más beneficioso de lo que piensa dejar a la tecnología de lado.

5. Mira antes de disparar

A veces vale la pena vivir la experiencia antes de documentarla. El filósofo Aristóteles decía que somos lo que hacemos repetidamente. Entre otras cosas entonces, somos gente que toma muchas fotos con sus teléfonos. Mis más recientes experiencias en conciertos, por ejemplo, consisten casi exclusivamente en ver a la banda refractada en las pequeñas pantallas de los teléfonos inteligentes que cientos de personas sostenían en alto.

Hasta a los músicos les frustra esa costumbre: en abril, la banda Yeah Yeah Yeahs puso un letrero pidiéndole a los aficionados que guardaran sus teléfonos durante su actuación.

6. Prueba antes de cargar

Existimos en lugares y momentos determinados, y sólo podemos aprovecharlos si le damos plena expresión a toda la gama de nuestros sentidos.

Antes de compartir una imagen en Instagram, asegúrate de hacer una pausa, degustar, respirar el aire profundamente, fijar el presente tan plenamente como te lo permita tu presencia física, y sólo entonces, carga la representación en dos dimensiones que más le guste de esa experiencia.

Como el filósofo y científico informático Jaron Lanier señaló, las medidas sensoriales como el sabor y el aroma son ignoradas por casi todas las tecnologías digitales.

7. Deja dormir al teléfono

A menudo, el celular está fuera de lugar. Con la cabeza sobre la almohada, es tentador para mirar el teléfono por última vez. Sin embargo, prepararse para que su sueño sea interrumpido.

¿Por qué? Las pantallas de los dispositivos electrónicos emiten luz azul, que tu cerebro asocia con la luz del día. La exposición hace estragos con el reloj de tu cuerpo, mientras que la estimulación –"sólo un vínculo, tuit, email o texto más"- hace lo mismo con tu ya sobrecargada capacidad de atención.

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